Neeraj Arora, el magnate arrepentido: se deshizo de su compañía por más de 20.000 millones de euros
Vendió WhatsApp a Mark Zuckerberg con la condición de que este no usaría los datos de sus usuarios


Neeraj Arora, en la imaegn junto a su mujer, Sunisha, se encargó de negociar la venta de WhatsApp a Facebook
© GettyImagesNeeraj Arora fue uno de los grandes promotores de la venta de WhatsApp como Chief Business Officer (CBO) que era entonces de la compañía. Las negociaciones con Mark Zuckberger se alargaron durante dos años porque tanto para Arona como para los creadores de la app de mensajería instantánea la privacidad de sus usuarios era prioritaria. Finalmente, con un acuerdo económico de por medio que superó con creces las más altas expectativas, accedieron a vender la niña de sus ojos. Pusieron, eso sí, con una condición: no extraer datos de los usuarios.

Facebook pagó nada menos que 22.000 millones de dólares (unos 20.830 millones de euros), todo un récord que únicamente ha sido superado ahora, ocho años después, por Elon Musk, que ha pagado 43.000 millones de dólares (casi 41.000 millones de euros) por Twitter. Precisamente con motivo de esta operación se ha pronunciado Arora, que asegura que se arrepiente de haber ayudado a negociar la venta de WhatsApp.
¿Por qué lo lamenta? Pues porque Facebook no habría cumplido, según se desprende de las palabras de Arora, parte de lo acordado. En el contrato de compraventa había una cláusula que obligaba a no introducir publicidad en WhatsApp (eso, de momento, sí lo está cumpliendo), y, sobre todo, que no extraería datos del usuario ni se haría un seguimiento por dispositivo y plataforma del usuario. Estas dos últimas premisas son las que parece no haberse llevado a cabo.
WhatsApp es hoy “una sombra del producto con el que nos volcamos de corazón y que quisimos construir para el mundo”, lamenta Arora en su perfil de Twitter. “Nadie sabía al principio que Facebook se convertiría en un monstruo de Frankenstein que devoraba datos de los usuarios y escupía dinero sucio”, asegura. “Nosotros tampoco lo sabíamos”.

Por eso, para “que el ecosistema tecnológico evolucione, debemos hablar sobre cómo los modelos comerciales perversos hacen que los productos, servicios e ideas bien intencionados salgan mal”, dice, y a partir de ahí, saber hacia dónde vamos.
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