La otra guerra de Anna, la panadera rusa que acoge a dos refugiadas ucranianas
En cuanto comenzaron a caer las primeras bombas, supo que tenía que hacer algo para ayudar a las gentes de un país que forma parte de su historia personal


A la izquierda, Anna Timofeeva, panadera rusa afincada en Bilbao, y Polina, refugiada ucraniana acogida por la primera para enseñarle el oficio y ayudarle a encontrar trabajo
© EuropaPressAnna Timofeeva es una joven rusa que lleva tiempo afincada en Bilbao. Allí, hace poco más de un año abrió una panadería, que ha sido para ella una puerta abierta a integrarse en la comunidad. Ahora, es ella la que ayuda a otros no solo a integrarse, sino a rehacer sus vidas, truncadas por la guerra: acoge a dos refugiadas ucranianas, a las que enseña el oficio para brindarles un futuro en nuestro país.

En cuanto comenzaron a caer las primeras bombas en Ucrania, el pasado 24 de marzo, Anna colocó un cartel en la puerta de la panadería que dejaba claro su manera de pensar: ‘Make pan, no war’ (‘haz pan, no la guerra’). “La guerra no debe existir en el mundo moderno”, ha comentado en declaraciones a Europa Press. “Si hay ‘cosas difíciles’ hay que sentarse, hablar y solucionar, no se debe ir a la guerra”.
El comienzo de la guerra coincidió con el primer aniversario de su obrador, que fue justo 6 días antes, el 18 de febrero. Desde el primer instante supo que debía hacer algo porque tiene mucho amigos en Ucrania, y el país es importante “para mí y para mi historia personal”, por lo que una publicación de asociación SOS Ucrania le puso sobre la pista para contratar a refugiados ucranianos.
Tras preguntar si había alguien a quien podía ayudar, personas que buscaran trabajo, aprender e integrarse en la sociedad bilbaína, dio con las dos refugiadas ucranianas, Polina y Tatiana. Polina ha trabajado como cocinera, mientras que Tatiana tiene estudios de cocina y repostería, aunque ha trabajado de profesora, pero las dos están aprendiendo el oficio de elaborar pan artesanal, y poder ser así contratadas en verano.

Preguntada sobre la invasión de Ucrania y su acogida a estas dos personas, ha subrayado que “la guerra no debe existir en el mundo moderno”, y que “si hay ‘cosas difíciles’ hay que sentarse hablar y solucionar, no se debe ir a guerra”. Y esa es precisamente la lucha particular de Anna: ayudar. “Yo no puedo hacer nada político, porque hago pan, pero si a mi nivel yo puedo echar una mano a otra persona yo lo voy a hacer”, ha finalizado.
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