Pete Broadhurst, el hombre que lleva dos años sin poder cerrar los ojos debido a una operación de cirugía estética
El objetivo era solucionar un defecto en sus mejillas que le generaba muchos problemas de inseguridad


Tiene que echarse gotas ocho veces al día y dormir con una toalla sobre su rostro
© Pantallazo de SWNSEn 2019, Pete Broadhurst, un pintor y decorador jubilado, decidió pasar por el quirófano para someterse a una operación de cirugía estética… que no salió como esperaba. Corrigió el defecto físico que le acomplejaba, pero desde entonces no ha podido volver a cerrar los ojos.
Los complejos de Pete, natural de Birmingham (Reino Unido), comenzaron en 1959 cuando se sometió a una cirugía dental que provocó un agrandamiento de sus mejillas y muchos problemas de inseguridad que decidió solucionar en el quirófano. La operación tuvo lugar en el BMI The Priory Hospital y costó 13.170 euros: se hizo un estiramiento de cuello, una blefaroplastia debajo de los ojos y una rinoplastia.

Las consecuencias
Dos semanas después de la intervención, regresó al hospital para que le quitaran los puntos y Pete dijo a los médicos que sus ojos estaban muy irritados y llorosos: le respondieron que era normal y que estos efectos secundarios pasarían por sí solos. Dos meses después fue al médico para someterse a una inspección rutinaria y al especialista no le gustó el estado de sus ojos: le mandó al oftalmólogo.
Allí le dijeron que sus ojos no se cerraban por completo cuando parpadeaba o dormía generando, así, una constante irritación. Como la cirugía original se llevó a cabo de forma privada, Pete tuvo que volver al BMI donde le sometieron a una nueva operación: en ella le hicieron un injerto de piel para corregir el problema.

Problemas de visión
Más de dos años después, Pete tiene que echarse gotas ocho veces al día para evitar que se sequen los ojos y dormir con una toalla sobre ellos porque sus parpados permanecen abiertos incluso cuando quiere cerrarlos. Como consecuencia, su visión ha empeorado tanto que ha tenido que abandonar algunos de sus hobbies aunque la peor parte es no distinguir las expresiones faciales de las personas o no poder conducir.
Todos los hospitales privados a los que ha acudido se han negado a hacerle más operaciones porque sus problemas de visión podrían empeorar y el NHS (el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido) tiene una lista de espera de un año. Ante semejante panorama, Pete ha puesto rumbo a Turquía donde ha sido sometido a una blefaroplastia del párpado inferior: tendrá que regresar más adelante para hacer un seguimiento y comprobar si, tras dos años, puede volver a cerrar los ojos.
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