Joaquín Amills, portavoz de la familia de Anna y Olivia, revela datos del caso desconocidos hasta ahora
Detalla los pasos que dio Gimeno horas antes de asesinar a sus hijas y explica por qué se le describió como un buen padre


El presidente de SOS Desaparecidos cree que el objetivo era “castigar a su exmujer haciéndole sufrir con la desaparición de sus hijas”
© BringbackhomeannaandoliviaHace casi tres meses, el 27 de abril de 2021, desaparecían Olivia y Anna junto a su padre, Tomás Gimeno, en la costa de las Islas Canarias. Hace un mes el buque Ángeles Alvariño finalizaba la búsqueda de los restos de la pequeña de las dos hermanas y de su progenitor debido a que la zona de exploración en el mar de Tenerife era “completamente inabordable”. Ahora, Joaquín Amills ha dado más detalles a cerca de los últimos pasos de Gimeno y ha hablado sobre el audio que Beatriz Zimmerman recibió de una de las niñas antes del fatal desenlace.
El portavoz de la familia ha explicado, en una entrevista concedida al periódico Almería Hoy, que Tomás Gimeno “dejó a sus hijas un momento para ir al puerto a comprobar que el barco funcionaba y que todo estaba listo conforme a lo previsto. Después recogió a las niñas, fue a su casa a las 19:30 y allí las mató. Pero antes, hizo que la pequeña Olivia grabara un audio”.

Para el presidente de SOS Desaparecidos, el objetivo era “castigar a su exmujer haciéndole sufrir con la desaparición de sus hijas” y este movimiento fue “una maldad propia de un ser depravado”. Tomás Gimeno envió a Beatriz “un último recuerdo. Hizo que la pequeña Olivia grabara un audioencargando a su madre recoger unos cuadros”.
En paz
Al principio, siguiendo la estrategia de la psicóloga, le presentaron como un buen padre: “Elaboraron un perfil psicológico y, cuando aún cabía la posibilidad de que las niñas estuvieran vivas, aconsejaron apelar a su corazón. Eso significaba evitar revelar lo sinvergüenza que era. Era un sujeto narcisista, de comportamiento infantil y tramposo. Para él, ganar era lo más importante y siempre celebraba sus triunfos avergonzando al perdedor. Nunca quería ni podía admitir perder. Para él, las niñas eran de su propiedad”.

El buque oceanográfico Ángeles Alvariño consiguió recuperar el cuerpo de Olivia, la mayor de las hermanas, pero no el de Anna ni el de Tomás Gimeno. Un crimen catalogado como violencia vicaria: el hombre daña a los hijos para causar un dolor extremo en la madre que le acompañe para siempre.
Joaquín Amills confiesa que se temían el final, pero albergaban “la esperanza de descubrir al asesino. Beatriz fue consciente de esa dificultad antes que nadie. Sin embargo, mantuvo en todo momento una admirable entereza. Estaba en paz y agradecida a los agentes de la Guardia Civil y a la tripulación del buque que se emplearon a fondo en la búsqueda de sus hijas”.
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