Toser cada dos segundos, la rara secuela del COVID persistente que sufre esta adolescente
Verena contrajo la enfermedad en octubre de 2020 y, desde entonces, su vida está condicionada por este síntoma


La tos está presente en su día a día de forma casi permanente: sólo desaparece cuando Verena está dormida
© GettyImagesNo se presenta en todas las personas que han sufrido el coronavirus, pero sí en algunas que ven cómo les trastoca su vida. El COVID-19 persistente manifiesta algunos de los síntomas asociados a la enfermedad durante semanas o meses después de haberla superado. Y una de esas señales es la tos frecuente. Algo que vive en primera persona Verena, una adolescente que tose cada dos segundos.
A sus 16 años, esta joven de San Javier (Murcia) contrajo el coronavirus en octubre de 2020 y todavía sufre los estragos de la enfermedad. Cuando dio positivo tuvo algo de fiebre y un dolor de garganta que se manifestó dos o tres días después de confirmar que se había contagiado. Una dolencia que se transformó en una tos todavía presente en su vida: cada dos segundos, de forma constante, y casi nunca para.

Verena es una de las personas que padece COVID-19 persistente y aunque solo sufre un síntoma su vida está totalmente condicionada. Al principio se desmayaba, a veces la tos estaba acompañada de sangre y solo tiene descanso cuando duerme: es el único momento en el que el síntoma desaparece. El resto de sus días tiene que lidiar con él: cuando sale a la calle, cuando come… Su situación la ha obligado a ir a clase de forma virtual y los exámenes se los hacen por la tarde.
Su tos persistente se ha convertido en todo un reto para los médicos que están llevando su caso. Los facultativos están investigando cuál puede ser el origen de este síntoma y apuntan a una posible teoría: un fallo del cerebro que mandaría una orden errónea a su cuerpo. Por el momento, han descartado que sea un tic o alergia.

El COVID-19 persistente
La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) ha dibujado un perfil del paciente que suele sufrir el COVID-19 persistente: una mujer de entre 30 y 50 años que vive las secuelas del coronavirus durante más de seis meses. Un problema que preocupa al mundo sanitario ya que podría afectar al 10 por ciento de los contagiados.
Todo un reto para encontrar la solución definitiva a síntomas como el de Verena que condicionan el día a día de los pacientes. Y es que, por ahora, no existe una definición establecida a nivel internacional del COVID-19 permanente dificultando, así, tanto su reconocimiento como la búsqueda de protocolos para tratarlo.
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