¿Qué ocurre si encierras a 15 personas durante 40 días en una cueva? Este fue el resultado de un experimento
El objetivo era estudiar los límites de la adaptabilidad humana al aislamiento


Tuvieron que usar unas gafas especiales tras permanecer tanto tiempo en la oscuridad
© GettyImages‘Fue como pulsar el botón de pausa”, relató Marina Lançon, una de las 15 personas que participó en este experimento extremo en el que se encerraron voluntariamente en la cueva Lombrives, en el Pirineo francés, sin reloj, ni luz solar, ni contacto con el mundo exterior. Han estado confinados en este lugar durante 40 días con el único objetivo de poner a prueba cómo responde el ser humano cuando pierden el sentido del tiempo y el espacio.
Con sonrisas en sus rostros y unas gafas negras especiales para proteger sus ojos tras estar tanto tiempo en la oscuridad, las 15 personas (ocho hombres y siete mujeres) abandonaron este sábado la cueva entre aplausos.

El proyecto recibe el nombre ‘Deep Time’ y está liderado por el explorador Christian Clot. Durante 40 días y 40 noches y a una temperatura de 10 grados, el grupo vivió en la cueva sin el sentido del tiempo, alejados del mundo exterior, sin relojes ni teléfonos. La poca electricidad a la que tenían acceso, la generaban ellos mismo con una bicicleta de pedales y sacar agua de un pozo a 45 metros debajo de la tierra.
Desde unos laboratorios en Francia y Suiza monitorearon sus patrones de sueño, las interacciones sociales y las reacciones de comportamiento de todos los voluntarios. Se tuvieron que tomar una cápsula que contenía un sensor que medía su temperatura corporal y cuyos datos se transmitían a uno de los ordenadores.
En vez de guiarse por las horas, contaban sus días en ciclos de sueño e intentaron seguir sus relojes biológicos para saber cuándo despertarse, dormir o comer.
Dans la série "Underground Life", nous vous présentons "Underground cooking", dans la Grotte de Lombrives. #deeptime#deeptime40#sciencepic.twitter.com/Vmhr9ZbWOo
— ADAPTATION (@HumanAdaptation) April 21, 2021
Y como era de esperar, algunos de ellos perdieron la notición del tiempo: “En nuestras cabezas, habíamos entrado en la cueva hace 30 días”, explicó Clot. Mientras que otros se atrevieron a estimar que habían estado bajo tierra 23 días.
La experiencia de cómo han repartido todo este tiempo que tenían en la cueva ha sido diferentes. Uno de los voluntarios que es matemático e instructor de navegación corría de forma regular en círculos para mantenerse en forma.
“Fue como pulsar el botón de pausa”, dijo Marina además de afirmar que incluso tenía ganas de quedarse más tiempo encerrada en esa cueva, aunque estaba feliz de poder oír el sonido del viento y el de los pájaros.
El director del experimento cree que ha servido para ver que el ser humano evolucionará y que hay que “aprender a comprender mejor cómo nuestro cerebro es capaz de encontrar nuevas soluciones, sea cual sea la situación”.
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