Muere el periodista deportivo Carlos Matallanas a los 39 años
Símbolo de la lucha contra la ELA, enfermedad que le diagnosticaron hace seis años


Carlos Matallanas era todo un referente en la lucha contra la ELA, enfermedad que le diagnosticaron en 2014
© Carlos MatallanasEl periodista deportivo y exfutbolista Carlos Matallanas ha fallecido este martes a los 39 años. Le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica, la ELA, en 2014 y, desde entonces, pasó a ser todo un referente en la lucha contra esta enfermedad. Tan solo un año después, quedó tetrapléjico, pero siempre continuó haciendo frente a la situación con una sonrisa. Por eso decía que “la vida es un juego” y precisamente así había titulado su segundo libro, cuya publicación coincidió con una grave recaída por la que ingresó en el hospital antes de Navidad y que finalmente le ha costado la vida.
“Según todas las estadísticas, ya debería estar muerto, pero, no se sabe por qué, pertenezco a ese pequeño porcentaje de enfermos que salvan el match-ball y se aferran a seguir jugando”, decía precisamente en el libro, cuyo título completo es ‘La vida es un juego. Estrategia para Mario y Blanca’. Mario y Blanca son sus sobrinos, a quienes dedica las enseñanzas que recoge en esas páginas, escritas “con paciencia infinita”, como él mismo explicaba en su blog de El Confidencial el pasado 18 de febrero, día en que salía la publicación a la venta.
Efectivamente, debió de resultarle extremadamente difícil escribir porque lo hacía a través de sus pupilas y un ordenador especial al que estaba conectado. Aun así, no tardó más que otros escritores, puesto que lo redactó entre julio de 2019 y enero de 2020. El libro versa en torno a “una idea que tenía desde el principio de la enfermedad”, apuntaba, “cuando todavía andaba y di algunos discursos aquí y allá”.

Cómo fueron los primeros meses de la enfermedad
Carlos comenzó a notar algo raro después de ir al dentista, en la primavera de 2013. Tras un importante arreglo en la boca por el que duró unos tres meses, empezó a hablar más lento de lo normal. Lo achacó al “arreglo” y volvió a consulta para comentar lo que le ocurría, pero el odontólogo rechazó que tuviera algún tipo de relación con la boca. Ahí saltaron las alarmas y acudió al neurólogo.
En un primer momento se descartó la ELA, pero después de varias pruebas, en verano de 2014 le confirman el diagnóstico. Lejos de detener por ello su vida, lo que hizo fue aprovecharla mucho más y se centró en dar visibilidad a esta enfermedad, de la que ha llegado a convertirse en todo un referente para otros pacientes que también la padecen. Ese mismo año, organizó un partido de fútbol para recaudar fondos para FUNDELA, una organización sin ánimo de lucro que apoya la investigación de la esclerosis lateral amiotrófica. Desde entonces, no ha dejado ni un instante de luchar, pero tampoco de sonreír.
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