Así asumió este papá que criaría solo a su bebé, rechazado por su madre por tener síndrome de Down
Tras dar a luz y recibir la noticia del trastorno genético de su hijo, la mujer no se sintió capaz de sacarlo adelante y propuso a su marido entregarlo en adopción


La llegada del bebé era esperada con gran ilusión por parte de sus papás, pero el diagnóstico todo lo cambió
© GettyImagesEvgeny Anisimov y su esposa esperaban con ilusión su primer hijo. El parto fue algo mágico; el papá estuvo presente en todo momento y, cuando escuchó el llanto del bebé antes incluso de verlo, el corazón le dio un vuelco. Después, él mismo cortó el cordón umbilical (con manos temblorosas, eso sí) mientras el pequeño Misha estaba ya sobre el pecho de su mamá. “Esto es felicidad”, exclamó ella. Pero, de repente, todo cambió.
Exactamente un minuto y 39 segundos después, los médicos se dirigieron a Evgeny para comunicarle que sospechaban que el niño tenía síndrome de Down. Aún había que hacerle las pruebas pertinentes, pero ya todo se derrumbó a su alrededor. Después, fue él quien le dio la noticia a su esposa. “Esto es serio, Evgeny”, dijo la mujer, según recoge la prensa local de Rusia, país del que es la pareja. Aquella noche, el recién estrenado papá se informó y leyó todo lo que pudo sobre el síndrome de Down. Ella, por su parte, meditaba otras soluciones.
Mientras, el recién nacido, con neumonía postparto, intentaba luchar por su vida. Permaneció ingresado en estado muy grave varias semanas, pero afortunadamente, los médicos lograron salvarle. Aún estando hospitalizado, llegó el análisis genético, que confirmó las sospechas: Misha tenía síndrome de Down.
Después de aquello recuerda cómo se decidió el futuro de su hijo en una mesa. Su mujer y sus suegros lo tenían claro. “Enviamos al niño a un orfanato. Jugar a ser padres solidarios es una estupidez, que se encargue el Estado de él”, sentenció, tajante, su suegro, mientras miraba intensamente a su hija. “Ya darás a luz a un niño sano”.
La joven asintió: “No estoy preparada para esta maternidad”. “¡Yo sí lo estoy!”, fue la respuesta de Evgeny, ante lo que recibió multitud de reproches y advertencias y escuchó la palabra “divorcio” en boca de su esposa. Sin decir palabra, se levantó y se dirigió a la puerta: “¿A dónde vas?”, preguntó ella. “A ver a mi hijo” y se marchó al hospital, donde aún estaba Misha.
Una vez recibida el alta, la vida de este valiente papá dio un giro de 180 grados: se separó de su mujer y, gracias al apoyo incondicional de su madre y de su hermana, dejó su trabajo para dedicarse al cien por cien al bebé. Lo hizo con una sonrisa, plenamente convencido de que era lo mejor para él.
Desde ese instante, se vuelca en proporcionar todo aquello que ayuda a cubrir las necesidades del pequeño y también en difundir su historia para servir de apoyo a los papás y las mamás que se encuentren en una situación parecida. ¿Cómo ver como “una carga” a “un niño que no sabe sentirse ofendido, enojado, abraza a todos, se regocija en todos y por su naturaleza es solo un pedacito de positivo”?
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