La curiosa historia de cómo unas cartas de amor han llegado a su destinataria... ¡60 años después!
Un soldado llamado Bobby se las escribió a Cookie, una exazafata que no ha podido evitar las lágrimas al leer las tiernas palabras del joven que tanto la quiso


Chelsey Brown ha encontrado las cartas en un mercadillo y ha logrado ponerse en contacto con su destinataria
© GettyImagesChelsey Brown tiene 28 años, es de Nueva York y tiene una particular afición: recorre mercadillos para recuperar objetos, fotos o textos antiguos y perdidos. Comienza, entonces, una investigación para dar con sus dueños y devolverles esas pertenencias. Un hobbie que le hace vivir historias tan bonitas como las de la mujer que recibió unas cartas de amor enviadas… ¡hace sesenta años!
La recolección de Chelsey se lleva a cabo con algunas condiciones: deben ser objetos que tengan, como mínimo, cien años de antigüedad. No obstante, con estas cartas de amor hizo una excepción porque, según explica, cuando las vio supo que “eran algo especial”.
No ha sido lo único diferente en esta misión: hasta ahora ha podido entregar unos 200 recuerdos de todo tipo a los descendientes de los dueños. Teniendo en cuenta la cantidad de años que atesoran, es complicado dar con los propietarios originales. Esta ocasión ha sido la primera en la que Chelsey ha podido devolver un artículo directamente a alguien que todavía vivía.
Sesenta años después
Las cartas estaban escritas por Bobby, un soldado que le cuenta a Cookie, su amada, todas sus andanzas, le transmite cuánto piensa en ella y, además, le manda todo su amor. Con estos datos y la ayuda de su padre, que es genealogista, Chelsey dio con el paradero de uno de los primos de la destinataria de las cartas. Así fue como consiguió que las cartas llegasen a su destinataria… sesenta años después de haber sido escritas.
En la actualidad, Cookie es una anciana que vive en Pennsylvania. A través de una videollamada, Chelsey pudo ser testigo de la entrega en directo. Cuando la mujer recibió las cartas de Bobby no pudo reprimir las lágrimas causadas por la emoción del momento: “Por aquel entonces, Cookie trabajaba como azafata de avión en Nueva York. Cuando vio las misivas, recordó a aquel soldado y empezó a llorar”.
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