El desesperado llamamiento de una anciana de 104 años para que le dejen ver a su familia: ‘Se me esta acabando el tiempo’
Mary Fowler, confinada en una residencia de mayores en Escocia, lleva desde el pasado mes de marzo sin ver a sus seres queridos


La anciana lleva desde marzo sin estar con sus hijos, excepto a uno al que solo vio a través de una ventana
© GettyImagesSi la pandemia no acaba con ella lo acabará haciendo la soledad. Mary Fowler, una anciana de 104 años, que vive confinada en una residencia de mayores en Escocia, ha comenzado a sufrir las consecuencias psicológicas de no poder ver ni abrazar a sus seres queridos. Por ello, desesperada por esta falta de afecto y cariño, ha realizado un emocionante llamamiento para que le dejen reencontrarse con su familia, a la que no ve desde el pasado mes de marzo.
“¡Por favor, por favor… Ayúdenme!” comienza diciendo con la voz rota la anciana. “Esto es una prisión” añade la centenaria quien admite que se siente como una presa dentro del propio centro de mayores. “Estamos encerrados. No podemos ver a nuestra familia” añade Mery, quien sueña con encontrarse con los suyos después de 7 largos meses. Aunque la anciana asegura que está muy bien cuidada, el contacto directo con sus cuidadores no es suficiente para ella. “Esto me está haciendo pedazos. Necesito ver a mis hijos… Se me está acabando el tiempo” añade Mery, a quien le tortura la idea de no volver a verles.
Mary Fowler aged 104 and locked in a Care home since lockdown on March is at the end of her tether @JeaneF1MSP@GrahamEllis247pic.twitter.com/8mAvgTW3wx
— Cathie Russell (@CathHamilton1) October 21, 2020
Y aunque a esta anciana le falta tiempo, le sobra coraje y no ha dudado en dirigirse en su mensaje a la Primera Ministra de Escocia, Nicola Sturgeon. “¿Qué pasaría si fuese tu madre? Vamos… Intenta hacer algo… Hay miles de personas como yo” termina diciendo esta bisabuela escocesa.
Y es que desde que comenzara la pandemia son miles las personas que se han visto obligadas a permanecer alejados de sus seres queridos. Un ejemplo de ello es la historia de un joven cisjordano quien trepo los muros del hospital donde se encontraba su madre enfermera de Covid para darle su último adiós o las inolvidables imágenes del reencuentro de un octogenario matrimonio que no puede contener las lágrimas tras más de 60 años de matrimonio y cerca de siete meses sin verse. Es por ellos y por ella por lo que Mary Fowler no se rinde.
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