Josefina Carlota de Luxemburgo: la huérfana belga que enamoró al príncipe soldado
Se convirtió en el ídolo de la nación belga al morir la Reina Astrid, a quien se parecía extraordinariamente


Era la hija primogénita del heredero Leopoldo y su mujer, la guapísima Astrid de Suecia
© GettyImagesHermana de Balduino y Alberto de Bélgica, tenía apenas ocho años cuando su madre falleció en un trágico accidente automovilístico. Desde entonces su pueblo se volcó con los niños huérfanos del Rey Leopoldo III. Josefina Carlota heredó el nombre de dos de las mujeres más carismáticas de su regia genealogía y, también, su fuerte carácter. La Segunda Guerra Mundial alteró su destino cuando pocos sabían aún que estaba llamada a convertirse en Gran Duquesa de Luxemburgo por su matrimonio con el Gran Duque Juan. Fue enfermera de la Cruz Roja y vivió retenida por los alemanes. Nadie como ella lució la tiara rusa que se conserva en la Familia Ducal desde los tiempos de Isabel Mijailovna.

Josefina Carlota nació en el Palacio Real de Leaken (Bruselas) en 1927. Era la hija primogénita del heredero Leopoldo y su esposa, la guapísima Astrid de Suecia. En esos días todavía reinaba su abuelo, Alberto I en un tiempo en el que el Congo era una sustanciosa fuente de beneficios para los Sajonia-Coburgo. Pasó su primera infancia muy cerca de sus hermanos menores, Balduino y Alberto, en el Palacio Stuyvenberg, hasta que, en 1934, sus padres se convirtieron en soberanos de los belgas. Eran una familia alegre. Pero la desgracia les iba a privar de su apacible felicidad: durante unas vacaciones en su residencia de Lucerna (Suiza) su madre perdía la vida en un infortunado accidente automovilístico. Josefina Carlota tenía apenas ocho años y fue su abuela, la reina-viuda Sofía de Nassau, quien tuvo que comunicar el luctuoso suceso a los nietos. Josefina Carlota pasó a convertirse en la niña más querida de los belgas quienes siempre vieron con mucho recelo la nueva relación del Rey Leopoldo III con Lilian Baels.

Al ser invadida Bélgica por los alemanes en 1940, salió del país con sus hermanos y llegó a pasar una larga temporada en San Sebastián. Pero su padre claudicó ante las tropas de Hitler en una decisión que, pasado el tiempo le iba a restar el afecto de su pueblo. Josefina Carlota estuvo esos años en internados, pero cada vez que regresaba a su país parece que visitaba los campos de trabajo tratando de animar a los soldados. En junio de 1944, días después del desembarco de Normandía, el Rey Leopoldo III fue declarado “prisionero de guerra” por los alemanes y ella y sus hermanos, trasladados durante nueve meses a un refugio a orillas del Elba. Conoció el exilio y no pudo regresar a Bélgica hasta 1948. En ese momento pasó a asumir funciones oficiales, aunque la población parecía no mostrar ya el mismo afecto por la dinastía. Esto provocó la abdicación de Leopoldo III en su hijo, el melancólico Balduino, triste y apocado hasta la aparición de Fabiola.
Aunque se conocían desde niños –la madre y abuela de los respectivos eran amigas además de parientes- fue en 1952 cuando Josefina Carlota inició su noviazgo con el heredero del Gran Ducado de Luxemburgo: Juan era apuesto, valeroso y un héroe en su país por enfrentarse al nazismo y servir como oficial en las fuerzas aliadas. Combatiente en Caen participó en la liberación de Bruselas. Quizá por esto, el anuncio de su compromiso oficial fue recibido con entusiasmo entre los belgas en los difíciles años de la postguerra. La ceremonia se celebró en la Catedral de Luxemburgo el 9 de abril de 1953: la novia estaba majestuosa con larga cola de encaje de Brujas y escote abotonado con perlas. Para la ceremonia religiosa, Josefina Carlota lució una corona de casa Van Cleef& Alpels, regalo de la aún colonia del Congo, y para los retratos oficiales, otra de diamantes elaborada especialmente para ella, obsequio del Banco Nacional. Pero de todas las tiaras del nuevo joyero real que en adelante tendría a su disposición, nadie como Josefina Carlota supo llevar la “corona rusa” que permanecía en manos de la familia desde los tiempos del Gran Duque Adolfo de Nassau.

El matrimonio de Juan y Josefina fue muy armonioso y pronto tuvieron hijos. Entre ellos, Enrique, actual gobernante que nació en 1955. En 1965, con la abdicación de la carismática Gran Duquesa Carlota, accedieron al trono. Durante ese tiempo, el país se integró en las nuevas estructuras de la naciente Unión Europea y la economía del pequeño estado se convirtió en una de las más boyantes del continente.
Josefina Carlota tenía mucho carácter, temple señorial y mucha sangre real: nunca vio con buenos ojos el matrimonio de su primogénito con la plebeya cubana María Teresa Mestre. Sin embargo, mantuvo las formas y el trato afectivo, al menos en público. Porque nada se sospechaba de las tensiones suegra/nuera cuando se produjo la abdicación del Gran Duque Juan en octubre de 2000 después de treinta y cinco años en el trono. Josefina Carlota, Princesa de los Belgas y Gran Duquesa de Luxemburgo, falleció en el castillo de Fischbach en 2005, víctima de un cáncer. Su esposo, se sobrepuso a su ausencia dedicándose a la historia, la música y la botánica. Murió en 2019.
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