María Cumplido, la española que logró descifrar un problema matemático que llevaba 20 años sin solución
Lo consiguió en la tesis doctoral que realizó en la universidad de Edimburgo, donde llegó después de pasar por Francia


Cuando acabe su contrato, María quiere seguir investigando y pretende dar clases
© Fundación BBVAA María Cumplido (1992) siempre le gustaron los números, pero también las artes y las letras. Una dualidad que esta cordobesa no tardó en romper: a los 13 años ya participaba en concursos escolares de matemáticas, disciplina que estudió en la universidad y que la ha llevado a escribir su nombre con letras de oro en el mundo de las ciencias exactas. ¿Cómo? Resolviendo un problema planteado en el año 2000 para el que no había solución.
María veía las matemáticas bonitas porque con un par de principios se construye todo un universo de números. Cuando llegó el momento de escoger un camino universitario, no dudó. Se graduó en Matemáticas en la Universidad de Sevilla, pero su trayectoria académica no terminó ahí ya que, de momento, la ha complementado con dos doctorados: uno lo cursó en la capital andaluza y otro en Rennes (Francia).
De Sevilla a Escocia pasando por Francia
Precisamente fue este trabajo el que la convirtió en una de las ganadoras de los premios Vicent Caselles que otorga la Real Sociedad Matemática Española junto con la Fundación BBVA: su tesis resolvía un problema abierto desde el año 2000.

Eso sí, llegar hasta aquí no ha sido sencillo. María estaba estudiando los grupos de trenzas, objetos matemáticos que se mueven en tres dimensiones pero nunca se tocan, y su objetivo era hacer la tesis sobre ellos. Sólo había un problema: necesitaba financiación. La solución llegó desde la capital de la provincia de Bretaña: un profesor de Rennes le propuso un contrato doctoral. Aquel paso la llevó primero a Francia y después a Edimburgo.
En su tesis, Cumplido aplica resultados geométricos (trenzas) a contextos algebraicos uniendo ambas disciplinas. Los primeros forman parte de otro conjunto más amplio de objetos matemáticos de los que se sabe muy poco: los grupos de Artin a los que María arrojó algo de luz. Cinco años de trabajo sirvieron para encontrar la solución a un problema que llevaba veinte años sin resolverse y que, además, puede aplicarse al mundo de la seguridad informática y otras disciplinas.
Planes de futuro
Este hito no ha cambiado (demasiado) la vida de esta cordobesa que sigue desempeñando sus funciones de investigadora postdoctoral en la Universidad Heriot-Watt (Escocia). Eso sí, ya ha empezado a diseñar su hoja de ruta para el futuro: seguirá trabajando en los teoremas mientras da clases.
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